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NO SIEMPRE los recuerdos miman juventudes ni aleccionan como diccionarios caros o cartas publicables inútiles vicios sentimentales amanecen anochecen con nosotros lujuria de sensaciones extras vinos de festival de máscaras inútiles permanecieron ahora resucitan al pie de un son un lugar una fotografía en ocasiones pretexto pudo ser un jirón de media o cicatrices de remiendos como una piel fallida y si la muerte toma parte pertenece al fantasma oscura reaccionaria escasamente planificable entonces el recuerdo abisma suspende convenciones estables enfría un café un adiós una caricia un minuto de porvenir tan cuestionable porque los muertos presiden las constelaciones pero disienten de los proyectos espaciales de las carreras premiadas con limonadas artificiales vastas ladies compotas prefabricadas ya tarde plácido el sauce llorón de mala madre estúpidamente lógica sin designio llega sin guadaña secreta sorbe alientos hiela miradas deja estadísticas optimistas tantos por ciento de superaciones edades medias mejoradas con respecto al Asia del Gran Kan las ciudades arrullan consuelos eléctricos horarios destrozones de piedad sepultan muertos antaño sin sepultura y la concreta necesidad de la necesidad justifica el miedo a los olvidos por todo ello memoria traigo para mi tía Daniela Monterde Viader o Viadell nunca lo supo hija de Sinarcas ilustre fregona mala lengua cigarra en el pobre hormiguero proletario de la España de charanga y pandereta devota de Belmonte y de María nunca supo que mereció ser triste el balance de su vida ignorante de la sabiduría que rebela desespera estetiza los cansancios puso su corazón al ritmo del instinto y su cerebro al de un cuplé insustancial no hablan de ella las crónicas humanas las lápidas las estelas las columnas ni las nostalgias de los hijos que no tuvo los amores que no le sobrevivieron ni las olas fugitivas como agua en sucia sumisión de vertedero ningún caminante de regreso hubiera visto su nombre luminoso en las cúspides de la ciudad de acero en los cruces de caminos ni siquiera en la memoria de un papel a soplos de un viento amarillo sólo mi voluntad de constructor de siglos ahoga en las palabras la zozobra de un remordimiento la angustia de un dolor concreto irrepetible acusación de un dedo puro muerto pequeña su vida en el inmenso recorrido de una historia que comienza en Rasputin termina en el primer sputnik vela el recuerdo de Lenin el venerable los gritos de los niños del ghetto de Varsovia la muerte del vals y del incienso mas no cambió la Historia de repente débil la carne pregunta qué se hizo de sus pétreos testigos qué se hizo de los constructores que siglo veintiuno hicieron más que veinte y de su gloria cantan enciclopedias himnos telefilms superproducciones en cinerama ediciones de heroica gestación flores naturales para poemas de Pernán o Montale vastas listas de firmas preparadas por Walter Lippmann Jim Reston Bertrand Russell Castellet ¿Qué se hizo de las bellas Goya Imperio Fornarina que enseñaron la expresión del amor a mi tía Daniela precariamente necesitada de tres compases para el orgasmo proletario por un marido remendón y zapatero? pasearon sus pechos privilegiados bajo los estucados y sus diamantes criaron verdines radiactivos submarinas voces de disco duro las estrellas junto al sol negro que ilumina los recuerdos ¿Y qué se hizo del Káiser y sus húsares a caballo lento tras Daniela y su zapatero en Estrasburgo luego en el Marne cuando Madame Lisié Lisió Lisiú -nunca lo supo- la obligaba a cantar mientras limpiaba retretes pompeyanos con el ritmo poético de morisca conversa? nunca los idiomas fueron su fuerte no sabía escribir ni ensartar los recuerdos con palabras certeras pero los húsares murieron antes sobre caballerías blancas hundidos en borbónicas landas de Francia de don Antonio Maura ¿qué se hizo? maldito cien veces por un zapatero federal anarquista de café-concierto jugador de mus y pendenciero arrullo de pañuelo de seda blanco como colada de lencería fina que mi tía Daniela mecía o maltrataba al son de un jazz de fiesta huidas de agua muerta y del Lerroux alejandrino excitante de mentes obreras con paraísos de violencia de coloso violencias no aptas para históricamente débiles de corto suspiro en callejones góticos decidme ¿qué se hizo? de la huelga de la Canadiense de las lágrimas de Daniela a veinte metros de una barricada cuando los zapateros cantaban la Varsoviana leían resúmenes culturales en los zaguanes a escondidas de Martínez Anido y sus muchachos fugitivos blancos como manchas nocturnas y qué se hizo del tigre Clemenceau de la tigresa Theda Bara de los caballeros desnudos que nunca llegarían a Córdoba de Hidalgo de Cisneros Constancia de la Mora de Rafael carnoso y preproletario señorío de la adelfa Alberti como tenor o clown de carrusel prohibido de Primo de Rivera el valiente general de la causa insustancial escapado de un sainete verbenero trasnochado chotis oh charlestón charlestón rey de breves pechos planos nunca te bailaron los generales de gobiernos provisionales qué se hizo de tanto fantasma lejano del serrín del pie de hierro colado y de la horma horrible como pie de hombre insuficiente las vedettes del mundo lo gozaron efímeras menciones de manual homenajes en municipalidades de París oscuramente rojas para oídos de costoso tabicado para ojos de exigente viaje compusieron un show de entreguerras ligero como un humo de Ravel a la memoria de un presentimiento ellos no tuvieron más hijos que la República promesas de matronas picassianas hechos de levitones copistas la madurez obligaba sus noches búsqueda de rostros de niños gordísimas papiriformes columnas de futuro la riqueza de sus músculos alimentaba el sueldo de Gil-Robles de Sanjurjo la fina garganta de María Fernanda Ladrón de Guevara y los toros les llenaban los ojos domingantes de salpicón de chispas salmuera oro y grana gigantes pequeños alzaban su alegría atletas cigarras constructoras de pirámides Ramsés no tuvo esclavos anarquistas ni Roma conoció esclavos de gala toquilla carmesí media de seda corpiño de satén y blusa blanca peinado de charol diez ondas lentas pie breve en un jirón de almidón piedra él traje cruzado chaleco en punta corbata seda loca como una llama llavero plateado mocasín blanco puntera mascarón gorra de plato gris la elegancia del pobre príncipe de Gales Léon Blum imponía la moda de la atlántica moderna socialdemocracia. [Manuel Vázquez Montalbán, Coplas a la muerte de mi tía Daniela en Memoria y deseo. Mondadori, Barcelona 2000]
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