quessep
[Giovanni Quessep]
Piedra blanca
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Piedra blanca | ||
El agua, hasta la orilla, trae el doliente son de las barcas, mece ciprés y cedro en cada remo ¿de qué lejanos países habla? Su rumor, a la sombra de la palma de vino blanca, sabe del fin del mundo. Yo veo mi rostro en su fluir de plata. No sé si voy en tu memoria o por la mar ancha y amarga; vendrá la noche y nunca podré hallarte en su almena de hojas altas. El agua se detiene, golpea la piedra ¿quién la canta? ¿dónde el patio que daba al puerto? ¿al cielo de la floresta quién lo guarda? Estamos solos en la vida y en la muerte, solos en el jardín y en el alba, nos rondan animales, el tigre, el pez espada. Lo demás es el aire y el doliente son de las barcas; luna, espejo del tiempo, oh antigua pesadumbre, oh piedra blanca.
[en AADD, Las ínsulas extrañas, Galaxia Gutenberg, Barcelona 2002]
Tigre, tigre, quemante joya Estoy feliz, aunque la ruina
Tiger, tiger, burning jewel I am happy, even though ruin [Traducció de David G. Murray]
Por ínsulas extrañas nada que no viniera hasta mis manos; del tigre y el rumor por una sombra y un alcázar, y hoy,
Tyger! Tyger! burning bright In the forests of the night William Blake
De la noche que dura sólo queda la brasa de los ojos del tigre; por ella nos guiamos, y por ella sentimos su fatal hermosura.
Tal vez, cuando de huida retornemos al patio que lleva a nuestra casa, veamos que algo quema los jardines, relámpago y pavor su sombra pasa.
No sabemos por qué la vida sigue y el tiempo nos desvela, si en la noche una brisa apaga nuestra vela.
Perdidos, casi ciegos, no hallamos el solar de nuestra casa. ¿No había aquí un aljibe? Tenemos sed y el aire nos abrasa.
Oh primavera, herida de la música, es ya la hora de cristal y hielo; no nos dejes caer en la noche callada por la brasa que arde bajo el cielo.
[Metamorfosis del Jardín: poesía reunida (1968-2006), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2007]
Pasos en el jardín. El vigilante golpea la corteza del manzano y hay pájaros que huyen, quedan otros enjaulados en tiempo y luz de plata. Fábulas no me encanten; velar quiero mis armas esta noche o adentrarme por el jardín y oír bajo mis pasos los tréboles que guardan en el polvo las maravillas de la blanca torre. Debajo del manzano y a mi lado una mujer hojea un viejo libro: Demonios hay en torno y una fuente refleja un ciervo, un tigre de Bengala. Los pasos van y vienen y no saben quién es el vigilante, el vigilado.
[Metamorfosis del Jardín: poesía reunida (1968-2006), Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2007]
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