Descripción de la casa y jardín de Diana | ||
Un
campo fértil, verde, umbroso y llano, de varias florezicas matizado está en Toledo, do Lusardo ufano alverga y apaçienta su ganado. De çedro, mirto, y lauro muy galano está todo este campo rrodeado. Y aquí ninguna pena no se siente que al coraçón humano le atormente. Allí, los olmos van creçiendo tanto de las panpíneas vides rrodeados que si los ojos a mirar levanto, según de especular vienen cansados, pareçe que se cubren de quebranto y no se atreven más a ser alçados. Allí, el alto, sublime çedro y pino al çielo se nos muestra ser vezino. Allí, con su sonora y dulçe lira se muestra el rroxo Apolo muy suave, que con ella mitiga toda ira y su buelo detiene qualquier ave; aquí el Favonio y Zéfiro rrespira, -que rruido ni espanto aquí no cabe- a cuyo son se amansan los leones de fuertes y invençibles coraçones. La idra orrenda, de gargantas llena, y las fieras serpientes van dexando contra los animales su cadena, sus espantosos silvos mitigando; por la tíbula rroxa y blanca arena unas con otras andan rretoçando. Y la caucásea tigre peregrina en este campo está mansa y benigna. Si los ganchosos çiervos van heridos de las nimphas con yerva vallestera, no se quexan ni van dando jemidos; mas páranse en mitad de la carrera puniendo al son atentos los oídos de la boz que da vida a quien la espera. Y las lijeras liebres más que vientos se paran a escuchar tales açentos. La halda deste campo çiñe un valle fértil opimo en yervas abundoso, que pone grave espanto si a miralle se despliegan los ojos sin rreposo. Si aquí pudiera al bivo dibujalle con su inmortal laurel y çedro umbroso, creyera ser de Apeles propria mano o de Zeusis66 la diestra de Silvano. Agora aquel pintor del ancho suelo nos adorne de rrosas, yervas, flores; agora se nos muestre turbio el çielo o azules rrubicundas sus colores; agora venga manso con buen zelo el mudable dudoso dios de amores; agora sea el invierno o el estío, agora haga calor o crudo frío, agora el importuno Canero airado, agora Piscis reine, agora Toro, o Júpiter alegre y esforçado, o Saturno melarchia con lloro, agora el mundo esté en próspero estado o en adverso se pierda su thesoro; siempre está en este valle una frescura con quieta y templada hermosura. El suelo está esmaltado de erbezillas, de nuezga enrredadora y mirabeles que hazen por allí dos mill sendillas formando mill cavarias y doseles. En cuyo valle hazen maravillas los semicapros faunos y donzeles. Juegan allí los sátiros y silvanos en su caça y amores siempre ufanos. Allí, la opaca vid enlaza y ciñe las verdes cañas, cuya compostura nos fuerça, causa espanto, y nos constriñe a que digamos ser tal hermosura de aquélla que las cosas pinta y tiñe. Hecho80 con propria mano de Natura para su alvergue y lecho deleitoso derivando de aquí lo más hermoso. Un vítreo arroyo claro y christalino del Tajo dulçe sale qual fontana, y aquéste rriega el néctar tan divino que beve el sacro choro de Diana. Es rraro este licor y peregrino de la jente86 mortal bruta y humana, que quien de casto amor no es coronado no gustará el licor claro y sagrado. Por do la grama está dura y ruidosa, pasa tan leve y blanda su corriente que ni saben si es yerva u otra cosa el agua que derrama aquella fuente. Si por dicha la yerva tan hermosa pisar quiere algún sabio, a el más prudente -pensando yerua ser sin ser sentida- los pies le mojará el agua escondida. Allí, la muy castíssima Diana colgava con sus nimphas mill trofeos. Allí, va publicando la mañana con rrubios arreboles sus deseos. La Iris rrubicunda verde ufana de tripliçe color haze himeneos quando por mensajera de su diosa nos viene a publicar alguna cosa. [Hurtado de Toledo] |
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