Tributos para la horca | ||
La Primera María
avanza a la extinción. Va sola Está sola Pero ella guarda en su corazón el secreto de las tres Marías De modo tal que su marcha es para ellas la negación a la calma Su marcha es un temblor ¿Por qué se va? Adónde Los vientos de la noche buscan un perfume Y los vientos nocturnos esplendentes,
ruidosos Triunfal es el jadeo de su ornamento Así te invocaron Primera María Bruja Joya Diosa Así te llama María la segunda en su desespero: Sueño La casa en mi mente cruza el abismo y éste me alcanza Me cubre y todo el cabello se me prende Me miro: qué figura más seca la que aquí
se me expande Pintada de azul, cruza Santiago Para su clamor en rosa los anuncios responden. Se amortigua en gases metalizados pero su resistencia es cierta. Desde su traje salen las letras, daría mi
vida por una canción, susurra, Una canción aunque fuera breve. Mi teatro favorito, piensa, las pinceladas
nacen desde los acueductos Se retiene, se palpa el brazo "Yo, protagónica -primera figura de un baile sinuoso- me escriben con un lápiz tan negro que voy
a abrir un agujero infinito Mas ella se detiene : la efigie del terror, Desaparecida en una vidriera, se carga Ahora parece una beata bucólica, un icono,
una síntesis recia Su preferencia es por el paseo público Si animal ella fuera, mostraría su laxitud que se mezcla con las tonalidades del paisaje, así de fértil la suspensión que la metaliza en la barriada general de las aguas. Rostros pintados observan (¿serán los mismos que inauguraran el alba de los coya?) ¿Será la misma la que aterriza volátil, feble, un líquido totémico que ausculta con su fuerza la preciada galería en esta madrugada? Desde un sueño, la primera María les responde: Ah, rostros quiméricos Duerme en vela la siesta de los encarnados
rasgos Vuelve a seguirla el orfebre dérmico Te tallaré como una joya —le pide— Yo ya he sido plasmada Te tallaré, te haré brillar La tinta que reúna tus pigmentos Palabras que la asedian a ella. Trastorno híbrido y veloz emano/emano Para atrás ese brillo Mi viaje fue hacia el Sur Vengo desde el Norte Mi guerra ha sido brindar Mi guerra ha sido asistir a mi propio duelo No quise permanecer en esta tierra ingrávida. No quise arar más la vida entre los páramos Primera María, terror que obtura el espejo del habla María, la primera, pasión de su verdugo, el ensayo del crimen sobre la patria indemne. Primera María: eco, suburbio de los ecos ¿Consideraste tu propia épica del tamaño
de un hueso Legar la imagen suntuosa de tan opaco sino Legar la noche y su pantomima Su condición precaria Tácita. [Eugenia Brito] |
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