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Id a la región de
los magueyes salvajes,
para que erijáis una casa de cactus y magueyes,
y para que coloquéis esteras de cactus y magueyes.
Iréis hacia el rumbo de donde la luz procede
y allí lanzaréis los dardos:
amarilla águila, amarillo tigre, amarilla serpiente
amarillo conejo y amarillo ciervo.
Iréis hacia el rumbo de donde la muerte viene.
También en tierra de estepa habréis de lanzar los dardos:
azul águila, azul tigre, azul serpiente,
azul conejo y azul ciervo.
Y luego iréis hacia la región de sementeras regadas.
También en tierra de flores habréis de lanzar los
dardos
blanca águila, blanco tigre,
blanca serpiente,
blanco conejo y blanco ciervo.
Y luego iréis hacia la región de espinas.
También en tierra de espinas habréis de lanzar los dardos:
roja águila, rojo tigre, roja serpiente,
rojo conejo y rojo ciervo.
Y así que arrojéis los dardos y alcancéis los dioses,
al amarillo, al azul, al blanco, al rojo:
águila, tigre, serpiente, conejo, ciervo,
luego poned en la mano del dios del tiempo,
del dios antiguo, a tres que habrán de cuidarlo:
Mixcoatl, Tozpan, Ihuitl.
¿Qué estáis pensando, príncipes de Huexotzinco?
¿Qué estáis pensando, príncipes de Huexotzinco?
Fijad la vista en Acolhuacan,
la tierra arrasada, como sementera de Huexotla,
de Itztapalocan.
¡Reina la noche en la ciudad!
Allí está erguido el sabino, la ceiba,
la acacia y la cueva:
Tetlacuahuac, que conoce al dios que da vida
¡Oh príncipe mío, Tlacateotl chichimeca!
¿Por qué motivo nos aborrece Tezozomoctzin?
¡Acaso muerte nos prepara y guerra quiere!
¡Ya está tendida la batalla en Acolhuacan!
Aunque afligidos, damos placer
al dador de vida,
el Colhua Mexicano Tlacateotl.
¿Acaso muerte nos prepara y guerra quiere?
¡Ya está tendida la batalla en Acolhuacan!
Δ
Xochicuicatl
¿En dónde andabas, cantor?
¡póngase ya en pie el florido atabal, ceñido con
plumas de quetzal,
engalanado con sartales de doradas flores!
Vas a dar placer a los príncipes, a los reyes, a los Águilas
y Tigres.
Ya llegó, sin duda, junto a los tambores, ya está allí
el cantor.
Abre como si fuera plumaje de quetzal,
va derramando el canto para el que da vida. (icuic ipalnemohua)
Ya le responde el pájaro cascabel: anda cantando y se
ensancha florido;
se abren y crecen nuestras flores. Por allá oigo su
canto,
¿no está respondiendo acaso, no responde al autor de
la vida?
Es el pájaro cascabel:
anda cantando y se ensancha florido;
se abren y crecen nuestras flores.
Δ
Poema de Camaxochitzin
Así pues, de todas partes
en tu casa, autor de la vida,
en estrado hecho de flores y de flores circundado,
te hacen plegarias los príncipes.
El multicolor Árbol Florido se yergue junto a los
tambores, donde estás tú:
con plumas de quetzal están entrelazados, bellas flores
se derraman.
Encima del pabellón de plumas de quétzal
anda el ave cascabel: anda cantando, da deleite al Águila-Tigre.
Δ
(...)
Breve tiempo vivimos en dicha:
Gozad: por breve tiempo hay festín, que todo ese tiempo
haya gloria.
Nadie de verdad es tu amigo:
sólo por breve espacio se nos prestan tus flores:
¡flores que se marchitan!
Cuanto florece es tú en tu solio y trono:
la realeza y, en medio de la llanura,
el mando y dominio que se entrelaza
con tus flores de guerra:
¡flores que se marchitan!
Nada es verdadero de lo que aquí se dice,
oh tú que das la vida,
es todo como un sueño,
es como si se dijera al despertar del sueño.
Eso es lo que decimos en la tierra.
¡Nadie de nosotros dice la verdad en la tierra!
Y aun cuando a puñadas se nos dieran esmeraldas,
oh dador de la vida,
ni aun cuando con joyeles
tú fueras impetrado, se te hicieran ruegos,
acaso la nobleza, los Águilas, los Tigres,
¡nadie de nosotros dice la verdad en la tierra!
¡Ah, el dador de la vida de nosotros se mofa:
sólo un sueño, perseguimos, amigos,
y nuestros corazones están confiados,
pero el autor de la vida de nosotros se mofa!
Δ
La noche se emborracha aquí.
¿Por qué te vuelves despreciativo?
Inmola ahora, vístete con ropas de oro!
Mi dios carga esmeraldas de agua en su espalda,
por en medio del acueducto en su descanso.
Plumas de quetzal Sabino,
verde serpiente de turquesa,
él me ha hecho favores.
Puedo deleitarme, para no perecer,
soy la joven planta de maíz,
una esmeralda en mi corazón,
veré el oro del agua!
Mi vida será resfrescada,
El hombre primogénito se fortalece,
el que guía en la guerra nació!
Mi dios corazón de mazorca con la cara levantada
sin un motivo de sorpresa.
soy la joven planta de maíz, de tus montañas
vengo a verte, yo soy tu dios.
¿Será mi vida refrescada?
El hombre primogénito se fortalece,
el que guía en la guerra nació!
Cmo un viento Lilly el escudo regresa,
como humo, el polvo levantado,
el silvido con las manos repercute,
en Tenochtitlan México;
donde esta el lugar de los Tigres,
los que están encargados de la guerra,
silvan con las manos para la batalla.
Ah, las flores del escudo humeante
no es cierto, no es cierto,
nunca cesarán. nunca terminarán!
Aunque puedo llorar, aunque puedo preocuparme,
tanto como mi corazón no lo quiere,
¿no tendré que ir a la Región Misteriosa?
Aquí en la tierra nuestros corazones dicen.
Oh mis amigos! desearía que fueramos inmortales,
Oh amigos! ¿Dónde esta la tierra donde uno no puede morir?
¿Iré? ¿Vive mi madre ahí? ¿Vive mi padre ahí?
En la Región Misteriosa...Mi corazón tiembla,
si no muriera, si no pereciera...!. (...)
Δ
¿Realmente
hablamos aquí, Dador de vida...?
Aún si las esmeraldas, si los finos ungüentos,
que damos al Dador de vida,
si con collares eres invocado, con la fuerza del águila, del tigre,
podría ser que nadie dijera la verdad en la tierra. (...)
Δ
Bailete
de Netzahualcóyotl
Cantares mexicanos
(c. 1500)
Primer
tiempo
Preludio
de un cantor.
Se aprestan aquí nuestros
atabales.
Ya hago bailar Aguilas y Tigres.
Ya te yergues tú, flor del canto: estás entre ellos.
Yo busco cantos:
son nuestra gala.
Oh príncipe mío, oh Netzahualcóyotl:
tú ya te fuiste a la región de los muertos,
ya estás para siempre en el lugar del misterio.
Habla Netzahualcóyotl
¡Aun allí, aun allí yo
Netzahualcóyotl,
llorando estoy!
¿He de irme acaso, habré de perderme
en la región de los muertos?
Me abandono a ti, tú por quien todo vive:
tú me lo mandas: me iré, me perderé
en la región de los muertos.
¿Cómo quedará la tierra de Acolhuacan?
¿Alguna vez se dispersarán tus vasallos?
Me abandono a ti, tú por quien todo vive:
tú lo mandas: me iré, me perderé
en la región de los muertos.
Otro
poeta
Sólo el canto es nuestra gala:
destruyen nuestros libros los nobles guerreros.
Haya gran deleite aquí:
nadie tiene casa propia en la tierra:
¡totalmente dejaremos las bellas flores!
Nadie agotará tu dicha, oh autor de la vida:
bien lo comprende mi corazón:
por muy breve tiempo la tienes prestada.
Oh Netzahualcóyotl, no por vez segunda
venimos aquí: nadie tieme casa propia en la tierra:
no por segunda vez venimos a la tierra.
Yo cantor lloro al recordar a Netzahualcóyotl.
¡Ven, llega hasta acá!
¡Lloro al recordar a Netzahualcóyotl!
Segundo
tiempo
Monólogo
de Netzahualcóyotl
Cánticos floridos haya: digan:
¡Tomo las flores que embriagan,
también hay flores de aroma!
Ven, serás engrandecido.
Legaron ramilletes de flores:
son las flores del placer:
se esparcen y se estremecen, se entreveran variadas flores.
Ya retumbó el tamboril:
comience el baile.
Con rica flor de perfumes se pinta mi corazón:
cantor soy: tómense flores para que sean tremoladas.
¡Gozad, gozad!
Dentro de mi corazón se quiebra
la flor del canto ya esparzo flores.
Con cantos he de ataviarme alguna vez,
de flores ha de entrelazarse mi corazón:
son los nobles, son los príncipes.
Lloro por eso al decir:
mi fama florida, mi renombre de cantos
tengo que dejar un día,
de flores ha de entrelazarse mi corazón:
son los nobles, son los príncipes.
Tercer
tiempo:
diálogo de dos poetas disfrazados de aves
Tozquéchol
Soy papagayo amarillo y rojo:
¡Volaba sobre la tierra: se embriagó mi corazón!
Quetzal
Yo llego en tiempo de lluvias:
sobre las flores puedo cantar:
digo mi canto: se alegra mi corazón.
Tozquéchol
Agua de flores espuma sobre la
tierra:
se embriagó mi corazón.
Quetzal
Lloro y me siento triste:
nadie tiene casa propia en la tierra.
Digo, yo que soy mexicano:
voy a seguir mi camino.
Iré hasta Tecuantepec, perecerá el de Chiltepec,
y solo llora el de Amaxtlan, y el de Xochtlan perece.
Llora ya Tecuantepec.
Cuarto
tiempo: triálogo
Anónimo
Ya está en pie el tamboril,
sea el baile, nobles guerrero.
Tomen ya sus piedran finas,
tomen ya sus anchos penachos de preciosa pluma.
¡Nadie tiene casa propia en la tierra!
Ya tengo en mis manos las flores
del que hace vivir al mundo.
Tomen ya sus piedras finas,
tomen ya sus anchos penachos de preciosa pluma.
¡Nadie tiene casa propia en la tierra!
Netzahualpilli
Ya sus cascabeles está agitando
el dios,
aquel por quien todo vive.
Acaba de conocer a Nonoalco y a Ahuilizzapan,
y a Atlacochtempan y Atlixco.
Es el rey Netzahualpilli.
Un
esclavo vencido
Ya empuñaste en tu mano el
desollador.
Con él das placer al dios, Príncipe Netzahualpilli.
Se angustia mi corazón, porque yo soy de Nonoalco.
Ave del país del hule, pero mexicano en lengua.
Quinto
tiempo: Un poeta.
Dése ya principio, amigos:
empiece el canto aquí.
Ha llegado ya aquel que hace alegría a los guerreros.
Naciste en el país del canto. Ha nacido un dios.
En tu casa la aurora se entrelaza:
tus flores, tus cantos, son jades florecientes.
Abriendo están la corola.
Guerra hubo y pasó,
dicha fue y victoria.
Ahora fragantes flores se esparcen: son tu palabra.
Y aquel por quien todo vieve sobre de Anáhuac se tiende.
Así perdurará la ciudad dentro del agua.
En tus manos permanece: tú solamente la ves.
Nezahualcóyotl
Romance de los Señores de la Nueva España
X
Zan nik kaki itopyo ipetlacayo
Ah in tepilwan:
ma tiyoke timikini
ti mazewaltin nawi nawi
in timochi tonyazke
timochi tonalkizke Owaya Owaya
in tlaltikpak.
XI
Ayak chalchiwitl
ayak teokuitlatl mokuepaz
in tlaltikpak tlatielo
timochiotonyazke
in canin ye yuhkan: ayak mokawaz zan zen tlapupuliwiz
ti yawi ye yuhkan [...] ichan
Owaya Owaya.
XII
Zan yahki tlakuilolli Aya
ah tonpupuliwi
Zan yuhki xochitl Aya
in zan tonkuetlawi
ya in tlaltikpak Owaya
ya ketzalli ya zakuan
xiuhkecholli itlakechwan
tonpupuliwi tiyawi in [...] ichan Owaya Owaya.
XIII
Oaziko ye nikan
ye ololo Ayyawe
a in tlaokol Aya
ye in itek on nemi
ma men chkililo
in kuauta ozelotl Owaya
nikan zan tipopuliwizke
ayak mokawaz Iyyo.
XIV
Xik yokoyakan in antepilwan
kuauht amozelo
ma nel chalchiwitl
ma nel teokuitlatl
no ye ompa yazke
onkan on Ximowa yewaya
zan tipupuliwizke
ayak mokawaz Iyyo.
Δ
Canto de
Moyocoyatzin
X
Percibo su secreto,
oh vosotros, príncipes:
De igual modo somos, somos mortales,
los hombres, cuatro a cuatro, [...]
todos nos iremos,
todos moriremos en la tierra.
XI
Nadie esmeralda
nadie oro se volverá
ni será en la tierra algo que se guarda:
todos nos iremos
hacia allá igualmente:
nadie quedará, todos han de desaparecer:
de modo igual iremos a su casa.
XII
Como una pintura
nos iremos borrando.
Como flor
hemos de secarnos
sobre la tierra.
Cual ropaje de plumas
del quetzal, del zacuan,
del azulejo, iremos pereciendo.
Iremos a su casa.
XIII
Llegó hasta acá,
anda ondulando la tristeza
de los que viven ya en el interior de ella...
No se les llore en vano
a águilas y tigres...
¡Aquí iremos desapareciendo:
nadie ha de quedar!
XIV
Príncipes, pensadlo,
oh águilas y tigres:
pudiera ser jade,
pudiera ser oro
también allá irán
donde están los descorporizados.
Iremos desapareciendo:
nadie ha de quedar!
Δ |
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