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Las almas se van
encontrando
Desde diferentes filos del barranco, sin entenderlo,
Debajo de una temblorosa oscuridad.
Entre manuscritos milenarios
Y la tormenta, se esparce la mirada
Huida de los ojos.
Como un gran tigre rojo
Inútilmente, la inmensa estatua se desvanece
En el humo gris de los cielos,
Y crece mi llanto en la yerba
Como susurro imperceptible.
Los torsos se acercan más al otro fuego
Del detenimiento y así
Podemos vivir de una mentira
Para hacerla pronto noche. La noche más azul
Bajo los últimos cuerpos amados.
Mis cinco huellas, aún son cinco huellas
Más antiguas y borradas
Agitando el aire hiriente,
Echadas sobre un barco a la deriva,
Inválidas de recuerdos
Calladas, rodeando imaginariamente
La forma de mi vida.
[Paolo
Astorga]
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