No
se trata de maldecir por ese asunto al tigre de bengala que cercenó el
antebrazo de Nigel Wesson, su guardián de treinta y dos años en el circo
Chipperfield, comentó su alimentador ayer. “El tigre no lo hizo. Lo hicieron
sus dientes.”
Rajah, de cuatro años, estaba en su jaula con sus hermanas, Sita y Rani. El
antebrazo izquierdo del señor Wesson fue cercenado por debajo del codo el
miércoles por la noche, cuando ignorando el procedimiento usual de utilizar
una barra de metal para abrir un compartimiento y castigar la cabeza del
tigre, él metió el brazo en la jaula de Rajah. “Pensé que eran mis amigos,”
dijo el aturdido Wesson, “creí en ellos”. Los cirujanos que más tarde
amputaron el miembro por encima del codo, le hicieron al señor Wesson una
recomendación en el hospital, “usted también podría llevarse esto consigo y
darlo a comer a Rajah. Botarlo sería un desperdicio.”
Rajah fue alimentado y domado para el trabajo circense y cada verano es
alquilado a circos europeos. El propietario del circo, señor Turncliffe,
confesó que el tigre podría cumplir compromisos estos años con otros
antebrazos inexpertos en Bélgica.
“Rajah es un tigre de muy buen talante que ama los amaestradores que lo
golpean y no hay razón para pensar que estará lo suficientemente saciado
como para no enfrentar futuros antebrazos ofrecidos a él,” dijo.
“Él probablemente pensó que el señor Wesson lo estaba alimentando consigo
mismo. No es raro que los amaestradores de tigres tengan este tipo de
compromisos personales con los animales.
Hasta donde tengo entendido Wesson es un experimentado entrenador. Fue
incluso muy valiente, cuando le pidió a todos calma, mientras amablemente
engatusaba a Rahaj para que se alejara de su yugular.
De cualquier forma, no veo cómo podemos maldecir al tigre por este
incidente. Es un método completamente humano el remover un antebrazo de un
entrenador de circo. Es apenas una de esas tantas cosas que suceden en un
par de segundos.”
La esposa de
Wesson añadió: “Nigel fue muy valiente. Él simplemente colocó su antebrazo
en mi bolso rumbo al hospital. Era un poco grande, algo así como traer de la
carnicería un hueso para perro sin la envoltura. Pero yo lo hice por él.”
Un televisor portátil que los tigres normalmente miraban en las noches, el
cual destacó un anuncio local de pastillas TCP con un tigre mordiendo la
garganta de un hombre, fue retirado más tarde de las jaulas.
[Traducció
de Rafael Patiño]
[Coral
Hull, (Paddington,
Sidney, Nova Gal·les del Sud,
Austràlia, 1965-)]
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