La
noche exacta que precede a la
última”. Aime
Cesaire
“Pues
hoy derrama noche el
sentimiento”. Quevedo
El
mar está en los ojos de la noche rumor disuelto de la nada
en música subiendo en la canción al fondo de los
sueños la mirada te moja tu íntima dulzura en el agua
escribe tu origen el crepúsculo transparente sonido de una
forma la luna instante de eternidad luz de los días se
desparrama en su desmesura y un pájaro invisible pica el
placer de Dios inmenso seno de las revelaciones hondo
rincón donde el hueso germina de nubes el vacío abre los
labios luz de carne atada a los rayos del alma toda alma
es un lamento un fin un gozo el arte está en la melancolía
de la noche pausa donde la novela crea la
magia resbalándose como imagen de hielo donde imaginas y
sueñas y perdonas el dibujo que te hago en el pecho para
borrarlo consumiéndote hasta el alba y te elevas rosada
como piel de harina desmoronándote en el goce donde sube
la noche sus niveles de sal y el deseo te nace como piedra
bronceada noche de mil y una en el trigo que nace de tu
noche punto donde el espíritu y la piel la guerra
hacen entre tu sed y el cuerpo transcurre una agua
curva que vibra extinguiéndose en el ojo del tigre donde
el amor se raya y se miran pintando los labios que
posees torbellino enroscado en el azar ladridos de
sombra transmiten el sonido de la vida en un tenso cordón
de claridades y recorriéndole como esperanza nómada un
animal en fuga que estudia la sombra como suerte crecida
que viaja en el río simple como la culpa y el
presagio lentamente en el fondo peces negros
sueñan relinchos destilados de sus mitos tan larga la
noche que el diamante estalla y se borra creciendo con la
noche de si mismo noche ciega nacida a flor del
alba donde escuchan los siglos el tacto de la
nada sentimos la palabra perderse en nosotros y
trascender con la noche en el poema devorada perla que
circula en la sangre una noche podada de otra noche una
sed vencida en otra sed de lo eterno el punto cero
imagina un verano de Shakespeare una línea de
Borges porque los acaricias con sus llamas la noche un
ave que se quema es la luz inflamada y en lengua nuestra
canta el viento tu forma al hollarme sigo siendo
oscuridad porque la noche no es alta sino hondo tierra
en que la rosa arde oyendo en tu temblor de aves un
mundo alterado en tu desnudo triste luz donde el sexo te
muerde la palabra como un breve disparo que se llena de
alas hiriendo de vuelo los minutos vacíos limite del
gemido parecido a mi boca donde ondulan del ansia los
sonidos prudencia que diluye círculos de formas un
murmullo tenso y tibio donde la sed se hilvana la noche
lunar donde hormigueo el beso donde el libro aletea
capítulos de agua hondísimo el pez en el contacto
fluye hélice revelada en que giras tú verbo donde arde
tu desnudo impetuoso vibrando como raíz mineral o gusto
líquido mi fuego incinera la noche amándola hasta el
polvo universo pensado que se cae de sus bordes hondura
en viaje donde la magia se suicida en azabaches como lo
estampó Byron para amar se hizo la noche lienzo en el
tiempo de un resplandor de nada hacia adentro teje la araña
los ojos de la noche que en la ausencia nos miran hueco
frío que sueña en su lecho de voces en tu mirada cómplice
desde esos lagos negros sueño de muerte donde la luz se
funde con tus besos la chispa crea la llama hace la
hoguera fuego trágico fértil decisivo en el cráneo del
tiempo donde danza la vida en el deseo que imanta la pasión
de la huida pulmón asimilado por el vuelo agujero de
hojas como voces izadas liquen de noche en el color de los
jardines hueca la rama imanta el vacío y a sí misma la
noche se sucede paralela como todas las noches ésta
obedece al clima de tu aire como una ficción que nos
integra al cosmos inédita en su negro la noche nada en su
estilo toda alma es un lamento un fin un gozo nos va
incluyendo en el portal de ser la humilde abreviatura del
amor y alzas la vista y escudriñas y lees la jornada
imaginaria que termina en mis labios la noche nivel donde
la luz se alía a la forma suma donde te vivo y te maduro
como tierra que sube y tus colinas ondulan la música del
aire girando en tus pezones como soplo de noche esos
panales tiernos que saboreo en efusión de vida donde el
cuerpo goza del alma y en su sustancia espesa uvas negras
germinan encendida en la sobra que la noche resume sólo
tu madrugada ha visto sueños de colores no vistos el
fantasma de fiebre de tu cuerpo llovido con esa lentitud de
las horas quemadas donde gotea la noche en su íntimo
rocío imantando la piel como época lejana la emoción
mata la noche en la frialdad del ruido puntualiza el olvido
las formas del recuerdo el silencio se mece en el salto del
agua y una sola es la noche del deleite y uno solo y
eterno es el poema.
[Miguel
Antonio Jiménez]
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